El próximo 3 de junio a las 12 de la mañana frente al Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible. Esta es la convocatoria que ha lanzado este jueves la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), sindicato más representativo en las istraciones públicas y mayoritario en Talgo. Un llamamiento a los trabajadores de la compañía para “exigir al Gobierno una solución inmediata que garantice el futuro y la estabilidad de Talgo y de sus trabajadores/as”.
“Los trabajadores queremos información. Saber qué pasa con nuestra empresa y por qué se están poniendo en riesgo nuestros trabajos de cara al futuro”, explica Guillermo Andreva, portavoz del Comité Intercentros de Talgo, en conversación con La Vanguardia.
Preacuerdo
Han pasado ya más de tres meses, desde que el 14 de febrero la siderúrgica vasca Sidenor, acompañado por el gobierno vasco, a través del fondo Finkatuz, y las fundaciones BBK y Vital, pertenecientes a las antiguas cajas vascas, anunciaron la adquisición del 29,9% fabricante vasco de trenes, por 185 millones de euros. La información remitida ese día a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), calificó la operación de “preacuerdo” y las partes se dieron un tiempo para ratificar la
Operación. Según dijo el propio lehendakari vasco, Imanol Pradales, se finalizaría en menos de un mes.
Pero el tiempo pasa y nadie ofrece novedades sobre esa formalización, ni dentro ni fuera de la compañía. Los trabajadores culpan a Renfe y al Gobierno de esa demora.
A Renfe por exigir una multa de 106 millones por los retrasos en la entrega los 30 trenes del modelo Avril y por “tener retenidos los pagos de las entregas de los vehículos que continúa fabricando Talgo para ellos”. Que Renfe defiende alegando la “literalidad del contrato” firmado. “No se puede no reclaman esta multa”, alegan desde Renfe.
Imposiblidad de acudir a contratos internacionales
“Es cierto que la multa está en el contrato. Pero también lo es que ese contrato reflejaba un descuento en el precio de los trenes, del que se ha beneficiado Renfe, que estaba ligado a que todos los coches del pedido fueran exactamente iguales. Renfe cambió los requerimientos y al final hemos tenido que homologar cuatro tipo de coches diferentes. Eso también es incumplir el contrato y es mucho dinero”, asegura Andreva.
Los empleados están preocupados porque la complicada situación financiera de Talgo. La compañía tiene pendiente la refinanciación de una deuda de 400 millones y de su reestructuración urgente. Esa situación le impide cumplir con los requisitos de las licitaciones internacionales y está dejando a la compañía fuera de los contratos de carga de trabajo que se están publicadon en estos momentos a nivel nacional e internacional. Eso implica que se debilita la cartera de clientes futura.
Al Gobierno le recriminan que no mueva ficha para facilitar la rebaja de esas cuantías y desbloquear el acuerdo máxime cuando fue el propio Óscar Puente que lideró la opción de un comprador español para Talgo frente a otras ofertas como la de los húngaros de Magiar Vagon y los polacos de PFR.
Desde Renfe matizan la versión de los empleados de Talgo.
!El contrato formalizado con Talgo para la adquisición de las unidades del modelo 106 incluía la compra de 15 trenes de ancho fijo, con la posibilidad de obtener un descuento si se realizaba la compra adicional de hasta 15 unidades de rodadura desplazable. Finalmente, se ejercitó dicha opción adicional y, por tanto, se aplicó este descuento. Conviene matizar que no se trata de modelos diferentes, puesto que los trenes cuentan con las mismas especificaciones técnicas, salvo por la adaptación en el sistema de rodadura. La posibilidad de ejercer dicho descuento se encontraba prevista en el contrato y fue incluida en la oferta del propio fabricante durante el proceso de licitación”,aseguran desde la empresa presidida por Álvaro Fernández Heredia.
Posiciones muy encontradas que de no mediar la solución política con intervención de la Sepi que apuntan muchos en el sector, acabará en los tribunales. Un proceso que las finanzas de Talgo no están en condiciones de permitirse.