En un mundo dominado por el estrés, la inmediatez y el cambio constante, detenerse un momento, cerrar los ojos y respirar profundamente se ha convertido casi en un acto de rebeldía. Sin embargo, hacerlo no solo proporciona calma y claridad mental para afrontar mejor los retos cotidianos, sino que también podría tener un impacto directo en nuestra longevidad. Vivir en calma para vivir más. Esta relación entre tranquilidad y esperanza de vida es uno de los campos de investigación que más interés despierta actualmente en la comunidad científica.
Un reciente estudio liderado por investigadores del Hospital Brigham and Women's, adscrito a la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, descubrió que aliviar el estrés podría incluso revertir la edad biológica. Una conclusión que respalda también el cardiólogo estadounidense Eric Topol, de 70 años, una de las voces más reconocidas en el ámbito de la longevidad. Topol sostiene que el envejecimiento no depende únicamente de la genética, sino que está profundamente condicionado por la gestión del estrés y la salud mental.

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“Cuando uno está estresado, agotado y en tensión constante, el cuerpo funciona en modo sobrecarga, y ese estado acelera el envejecimiento”, advirtió el especialista durante su intervención en el pódcast de Mel Robbins, coach experta en desarrollo personal y muy seguida en Estados Unidos. En conversación con Robbins, Topol alertó sobre la estrecha interacción entre salud física y emocional, mucho más interconectadas de lo que hasta ahora se había asumido. “Lo que buscamos es un estrés adaptativo. Por ejemplo, si el estrés te motiva a hacer más ejercicio, puede ser positivo”, aclara. El problema llega cuando ese estrés se cronifica, manteniendo a la persona en un estado de alerta permanente, con consecuencias muy perjudiciales para su bienestar.
Si el estrés te motiva a hacer más ejercicio, puede ser positivo
Al abordar los grupos más afectados por este tipo de estrés sostenido, el doctor destaca que, aunque tendemos a pensar primero en profesionales expuestos a situaciones extremas, como bomberos, médicos o enfermeros, hay un colectivo que suele pasar desapercibido: padres y cuidadores. “Su cuerpo funciona a todo gas, con un sistema nervioso hiperactivado, y ese tipo de estrés crónico genera más inflamación en el organismo”, advierte.
Topol subraya, además, el papel crucial de la actividad física y la alimentación como herramientas clave para frenar el envejecimiento. “Como cardiólogo, siempre he recomendado caminar, usar la cinta, la bicicleta, la elíptica... 30 minutos al día, cinco días a la semana”, señala. Pero va más allá: insiste en que el entrenamiento de fuerza es igual de importante y que existen opciones asequibles para trabajar la masa muscular incluso desde casa. Además de reducir el estrés, mejorar la longevidad y contribuir a un cuerpo más fuerte y saludable, el ejercicio físico se revela como una poderosa herramienta para tratar la depresión, concluye el experto.