La temperatura política en la capital de España está aún más calentita de lo normal. Por un lado, los frentes políticos, mediáticos y judiciales han tocado a rebato para provocar la caída de Pedro Sánchez, y por otro, el Gobierno está contraatacando con los suyos propios. Damos una buena explicación de lo que está sucediendo hoy en nuestra sección de Política. La novedad ahora es ver como Sánchez se ha conjurado para plantar batalla con reformas en el frente judicial, ideando una nueva regulación en contra de lo que el Gobierno considera pseudomedios o moviendo sus hilos en el frente económico.
La batalla es a cara descubierta y no se está para eufemismos. En relación con los mensajes privados que se han divulgado estos días entre Sánchez y el exministro José Luis Ábalos, el propio Alberto Núñez Feijóo no ha tenido problemas en reconocer que está al tanto de que puede haber más. “Vivimos en un culebrón donde parece ser que hay más capítulos que pueden salir en las próximas semanas, en los próximos meses”, afirmó.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene en la cumbre de la Liga Árabe en Bagdad.
Al acoso judicial contra el fiscal general del Estado, la esposa y el hermano del presidente del Gobierno o el caso Koldo, se suman supuestos informes policiales no contrastados sobre cargos socialistas –que afectarían a Santos Cerdán– o difamaciones en las redes –la campaña contra la ministra Pilar Alegría–.
El crecimiento de la economía española, con un Ibex 35 que superó el viernes los 14.000 puntos por primera vez en 17 años y lidera la remontada bursátil en Europa, es lo que le permite a Sánchez mantener la nave a flote en estas aguas tan turbulentas. Mirando de reojo todas estas intrigas, sigue desplegando una intensa y muy implicada agenda internacional. Ayer fue el único líder europeo que participó en un encuentro de la Liga Árabe, en Bagdad, donde volvió a denunciar la masacre que sufre Gaza y pidió redoblar la presión contra Israel.
La tensión va a crecer estos próximos días con la decisión de la opa del BBVA contra el Sabadell, el dictamen del TC sobre la ley de Amnistía y las negociaciones para cambiar el sistema de financiación autonómica. Está claro que la temperatura política va a subir todavía más antes del verano.