León XIV no será un líder solitario

El nuevo Pontífice

León XIV no será un líder solitario
Adjunto al director

“El papa no es un condottiero solitario ni un jefe impuesto por encima de los demás”, dijo ayer León XIV en su homilía de inicio de pontificado. Hay que prestar atención a esa frase, una de las más significativas de un texto cuidadosamente escrito que giraba en torno a la unidad. Unidad dentro de la Iglesia católica; el catolicismo (el cristianismo universalista) como factor de unidad y concordia en un mundo en el que todo se fragmenta.

Unidad. “In Illo uno unum” es el lema del nuevo pontificado. “En aquel Uno, seamos uno”. San Agustín. El lema de Francisco fue “Miserando atque eligendo” (Lo miró con misericordia y lo eligió). Benedicto XVI entusiasmó a las elites con espíritu de misión:“Cooperatores veritatis” (Cooperadores de la verdad). La divisa de Juan Pablo II la recordarán muchos lectores criados durante el Plan de Estabilización, puesto que fue una enmienda a la totalidad a Mayo del 68: “Totus tuus”(Todo tuyo. Entrega total a la Virgen María. La reconquista cristiana de Europa desde Polonia). Juan Pablo I escogió “Humilitas” y murió al cabo de un mes, poco después del asesinato de Aldo Moro, al que habría entusiasmado ese enunciado. Pablo VI gobernó durante quince años la Iglesia católica “In nomine Domini” (En nombre del Señor), y podríamos cerrar la serie con Pío XII, atrapado por la Segunda Guerra Mundial: “Optatissima Pax” (La paz anhelada). La secuencia nos permite interpretar mejor la divisa de León XIV. Es el primer papa en el último siglo que inicia su pontificado con una apelación expresa a la unidad.

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“El Papa no es un condottiero solitario”, dijo en la homilía. Condottiero es una palabra italiana de fuerte resonancia en Roma. Durante siglos de fragmentación, los múltiples principados de la península itálica, ducados, serenísimas repúblicas, repúblicas marineras, republicas florentinas, marcas y señorías, soñaban con un buen condottiero. El Papa de Roma actuaba de árbitro entre los condottieros locales o decantaba la lucha de facciones. Así fue hasta la unificación italiana de 1861. Líder, jefe, caudillo, cabecilla. Puede traducirse también como hombre fuerte, como el hombre providencial que aparece en un momento de caos. Podríamos decir que el papa Francisco fue en buena medida un condottiero eclesial, elegido en el 2013 con la misión de poner orden en la curia vaticana, que había empujado a Benedicto XVI a la dimisión.

Francisco vivió acampado frente al Palacio Apostólico –jamás pernoctó en los aposentos pontificios– y tuvieron que desmontar una gasolinera que se hallaba al otro lado de la muralla vaticana para garantizar su seguridad en la hostería de Santa Marta. “¡Francisco actuó demasiadas veces como un monarca absoluto!”, dicen en Roma los católicos conservadores que no vivieron con entusiasmo el enérgico pontificado de Jorge Mario Bergoglio.

Vatican City (Vatican City State (Holy See)), 18/05/2025.- US Vice President JD Vance, flanked by and his wife Second lady Usha Vance, shakes hand to Pope Leo XIV (R) at the end of the Holy Mass for the Beginning of the Pontificate of Pope Leo XIV, at St. Peter's Square, in Vatican City, 18 May 2025. (Papa) EFE/EPA/FABIO FRUSTACI

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FABIO FRUSTACI / EFE

Robert Francis Prevost no cesa de recordar a Francisco, ayer volvió a referirse a su antecesor en términos de gran devoción –“Francisco, que nos estará contemplando desde el Cielo”–, pero sus palabras podrían ser interpretadas como una cierta enmienda a los doce años de un papa acampado en solitario frente al Palacio Apostólico. Todo indica que León XIV regresará a los apartamentos pontificios. El tiempo de excepción se da por concluido. Empieza ahora el de la unidad, sin demolición del legado de Francisco. León XIV va a ser muy interpretado. Sus homilías y discursos contienen muchos matices. Pronto habrá leones de derechas y leones de izquierdas.

Las palabras que ayer pronunció en la plaza de San Pedro también son una referencia al espíritu del mundo. Las principales potencias están hoy gobernadas por líderes solitarios que tienden a prescindir de los órganos colegiados. Donald Trump, Xi Jinping, Vladímir Putin, Erdogan, Mori... son, en un grado u otro, condottieros solitarios. En la Europa democrática también florece ese perfil. El napoleónico Macron. La condottiera Meloni, que gobierna con el consejo permanente de su hermana. Incluso en España se va dibujando un líder solitario: Pedro Sánchez, con todo en contra, menos la métrica del PIB.

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León XIV nos estaría diciendo que no pretende ser la versión eclesial del liderazgo político contemporáneo. Anuncia un pontificado más colegial. Y una de sus novedades es el significativo y explícito apoyo del Vaticano a un condottiero solitario y en graves apuros, Volodímir Zelenski, personaje que no entusiasmaba a Francisco. Personaje que fue gravemente humillado en la Casa Blanca hace ahora tres meses.

Hay algo nuevo en la iluminación del escenario. Podemos estar seguros de que Trump no difundiría hoy una imagen suya disfrazado de Papa. Es suficientemente instintivo para saber que el juego ha cambiado. Provocó a Roma y el cónclave le ha respondido con un Papa unitario. El Vaticano al lado de Ucrania dibuja otro perímetro europeo. Zelenski ya no está tan acorralado. El Papa ofrece la Santa Sede como escenario para una negociación entre Rusia y Ucrania. El vicepresidente J.D. Vance, devoto lector de san Agustín, saludó ayer a su compatriota Robert Prevost, antiguo prior general de la orden de los agustinos, con gesto obsequioso. Viene ahora un tiempo de tensiones y matices entre la Iglesia de Roma y el conservadurismo católico estadounidense. El cisma de Steve Bannon no será mañana.

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